CRONISTA ETERNA

martes, 18 de octubre de 2016

La gente que me gusta


Me gusta la gente humilde, que en una muestra de modestia es capaz de reconocer sus taras y virtudes. La gente que se empeña por ser mejor día a día, que no olvida que el cultivo del alma es tan importante como el cultivo del cuerpo.

Me gusta la gente con sentido de justicia, aquella que  no deja que el eco del desprecio roce sus mejillas, que es empática, que es capaz de sentir como suyo el sentir ajeno.

Me gusta la gente que no crece confundiendo el respeto con la tolerancia, que comprende que amar al otro significa también corregirlo. La gente que no toma cada critica como si fuera ataque.

Me gusta la gente que vibra con la felicidad ajena, que no deja que la envidia corroiga sus pensamientos, que es capaz de diferenciar la alegría de la felicidad, que no necesita del desprecio ajeno o la burla para sentirse reconocido.

Me gusta la gente que no olvida que en algún momento también fue vulnerable, que sabe que su trato con el otro no hace más que reflejar su calidad como persona, y que se esfuerza por nunca anular su consciencia.

Me gusta la gente que no usa el sentido de imperfección para dejar de predicar lo que pregona, la gente sincera consigo misma, la gente franca y con una sensibilidad que le permite apreciar la belleza de la vida.

Me gusta la gente que reconoce que no somos más que señales de transito en la vida del otro, que no espera reconocimiento para actuar, pero que no olvida que el amor propio es algo que no se puede negociar.

Me gusta la gente que tiene principios firmes, que no deja que la opinión ajena doblegue su voluntad, lo que no significa que se encierre en una realidad errónea, sino que tras someter a cuestionamientos sus pensamientos se queda con aquello que la hace ser quien es, esencia le dicen algunos. La gente que es capaz de construir en base a la verdad y no solo al consenso.

Me gusta la gente que reconoce el efecto de sus actos, que no se queda en un "lo siento", sino que actúa con entereza y enfrenta cada problema con determinación. La gente que es capaz de hacer que sus actos hablen por si solos, que se esfuerza por ser lo que quiere ver en el mundo, a esa gente, emulando a Mario Benedetti, yo llamo amigos.

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