CRONISTA ETERNA

martes, 22 de diciembre de 2015

La felicidad es más que un instante de gozo

"Sólo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego".
Aristóteles, filosofo griego.

"Todos buscan ese algo que otros tienen, y que les promete la felicidad, a cualquier precio", escuchaba hace algún tiempo. Cuando me decían eso una gran cantidad de instantáneas invadían  mi mente. Aquel momento en el que nuble mi consciencia, en el que perseguía un afán, algo efímero. Recordaba y no dejaba de preguntarme, ¿a qué me llevo la búsqueda de mi felicidad?

Siempre me remito a mi adolescencia, me veo allí, inmutable, con una personalidad aún en formación. Veo a una joven que quería ser aceptada, que empezó a adoptar costumbres que le eran ajenas, pero también los veo a ellos, personas que me enseñaron el valor del amor, de la humildad, de la justicia, del equilibrio.

Solían resaltar esa delgada línea que se dibujaba sobre mi rostro cada vez que sonreía, o aquel brillo peculiar que inundaba mis ojos al escapar de la fruición cotidiana. Pero en mi interior una voz resonaba, algo faltaba, fue allí que tras descender a las profundidades de mi consciencia comprendí que la felicidad externa es fugaz, solo la interna es perenne.

Una sonrisa puede esconder un alma que busca compasión, un sentir perturbado, o un instante de gozo, las emociones pueden inundar tu ser, pero no te brindarán aquel sentido de plenitud que se encuentra al ser feliz. Lo he visto, incluso en alguna ocasión lo he experimentado, ese falso deseo de satisfacción suele buscar cobijo en el reconocimiento ajeno, en la apariencia, en las emociones a flor de piel.

Ese sentir efímero que se ve atormentado por la soledad, por los efectos de lo que prometía causarnos felicidad, causa eco en nuestro ser. El vació crece y aquello que adormecía nuestra razón ya no es suficiente. Escapamos de la realidad, pero esta nos encuentra y nos hace frente, empezamos a palpar los efectos de nuestras decisiones, es entonces cuando uno comprende que sin virtud no hay felicidad.

Decía Gandhi que ‎"la felicidad se alcanza cuando, lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en armonía", cuanta razón, en mi caso, cuando encontré la calma que necesitaba empece a valorar la vida, a contemplar las maravillas que esta me ofrecía. Bastaba ver una sonrisa, el cielo inundado por colores hermosos, un gesto cálido, el latir de mi corazón, para entender que no hacía falta más para ser feliz.




Encontré la más dulce mis horas, me encontré, y supe que al hallar un objetivo de vida no habría nada que me pudiera vencer, aun cuando el dolor se hiciera presente, existiría algo que me recordaría el porqué de mi existencia. Dejaría para siempre la ignorancia y el desprecio y me enfrentaría al mundo con una actitud humilde.

Tengo 22 años, aún hay mucha cosas que no comprendo, pero bajo mi experiencia puedo decir que la felicidad que ha invadido mi ser ha sido mayor cada vez que no sacrificaba mi consciencia. Al sentirme plena  he tenido la capacidad de alegrarme y percibir la belleza de la vida, de aquellos pequeños instantes que hoy ya no pasan inadvertidos.


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