CRONISTA ETERNA

martes, 13 de octubre de 2015

Llueve en el alma

Este año ha sido muy duro, nunca pensé que la muerte rodearía mi camino. Solía ser algo fría para estas cosas, más en ocasiones el dolor es tanto que el cuerpo no puede contenerlo.  Suelo romperme pocas veces, estallar en llanto no es algo habitual en mi, quizás por eso algunos de mis compañeros se mostraron asombrados, siempre mostré fortaleza y alegría.

La recuerdo con su sonrisa habitual, con su alegría honda y pura, llamándome a lo lejos o consultándome alguna duda.  Recuerdo verla en los pasillos, pero sobretodo en un curso que compartíamos juntas. Ahora sé que era su favorito. Las palabras sobran cuando llevas la ausencia empozada en el alma, pero realmente me siento agradecida por habérmela cruzado en mi camino.

Desde el primer trabajo grupal juntas, hasta las felicitaciones que recibí de su parte cuando se enteró que estaba con alguien que me quiere enteramente. Quisiera recordarla así, plena, viva. Porque ella era vida en el sentido más profundo de la palabra, irradiaba energía, alegría, calidez.

Contemplo el pasar del tiempo, apenas perceptible, tan fugaz, y de repente abrazó recuerdos que me llevan por caminos pedregosos, sé que no será fácil, sé que la inevitable ausencia me albergara de vez en cuando, pero también sé que la vida es un viaje. Aún cuando existan miradas vacías, y crisis inesperadas, la rebelde alegría no debe desfallecer.

El amor hace eco en nosotros, la solidaridad se extiende y se nos brinda la posibilidad de renacer,de dejar atrás los ciclos inconclusos, de vivir la vida con osadía y responsabilidad. Somos seres perfectibles, propensos a errar, pero con una bondad infinita que solo esta a la espera de una oportunidad.


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