CRONISTA ETERNA

lunes, 31 de octubre de 2016

Antes que sea tarde: Ya es hora de dejar de negar lo evidente

Cuando niña me gustaba observar unos arboles extensos que parecían tocar el cielo. Mi mirada se perdía en ese pequeño infinito, mientras el sonido del silencio se veía interrumpido por una melodía que brotaba de unas aves coloridas. La Amazonia es un lugar indescriptible, a mi parecer mágico. Podía pasar horas observando aquella bella postal. Nunca volví a encontrar algo similar cuando arribé a Lima. 

En el mundo solo existen tres grandes áreas de selvas tropicales: la cuenca del Congo en África,  el Amazonas en Sudamérica, y la selva tropical del sureste asiático, que abarca Indonesia. Es en este lugar donde Leonardo DiCaprio centra su atención. A través del documental Antes que sea tarde, denuncia que diversas compañías como Pepsico, Burger King, SmartOne— sobornan al Gobierno para quemar la tierra. 


"En Indonesia vemos incendios provocados intencionalmente para poder crear plantaciones de aceite de palma, donde se crea el aceite vegetal más barato del mundo. Esta en aceites de cocina, en la comida procesada, en cosméticos y detergentes", señala Lindsey Allen, directora ejecutiva de Red de acción a favor de los bosques de lluvia.

Enormes emisiones de carbonos se liberan en Sunatra, Indonesia, cada vez que la ambición de algunas compañías originan incendios que bien podían ser evitados. Pero no es el único país que se ve afectado. Desde hace décadas se denuncia que no existe actividad extractiva que no cause efectos nocivos en el medio ambiente. Sin embargo, seguimos extrayendo miles de recursos para satisfacer nuestro consumo. 

"Tenemos que poner el asunto del estilo de vida y el consumo en el centro de las negociaciones climáticas", escuche decir en el documental a una mujer india. Y no pude estar más de acuerdo. ¿Cuántas cosas que tenemos son realmente necesarias? ¿somos conscientes del efecto de nuestra forma de vida?

Incluso, como decía el científico Gidon Eshel, dejar de comer carne puede tener un efecto positivo para el ambiente, ya que reducirá significativamente la deforestación tropical. "En los Estados Unidos el 47% de tierra es usado para producir alimentos, y de eso la mayor parte es solo para cultivar alimento para ganado (70%)", recalca. Pero, ¿es suficiente?


Divide y reinarás 
Al escribir esto no puedo dejar de sentirme un poco abatida. Cuando en diciembre de 2014 se celebró la conferencia de la Organización de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, que congregó a delegados de más de 190 países y a autoridades nacionales e internacionales, pensé que podría empezar a creer. Pero no pude, y no puedo. 

En ese momento se vociferó que era un acuerdo histórico, años más tarde, para precisar en octubre de este año, se hablo de otro acuerdo histórico en Kigali. Se anunciaba que cerca de 200 países se habían comprometido a eliminar gradualmente los hidrofluorocarbonos (HFC).  Sin embargo, el escepticismo no dejaba de inundarme.  Minutos después entendí por qué. Ese gas representaba una fracción pequeña de todos los gases de efecto invernadero.

De forma similar, cuando escuchaba decir a Obama que el Pentagono ha dicho que el cambio climático es un asunto de seguridad nacional, me preguntaba ¿acaso no es esta institución la mayor usuaria institucional de productos petrolíferos y energía en general? ¿acaso EE.UU. no exigió como condición para su firma en Kioto que todas sus operaciones militares en el mundo, y todas las operaciones en las que participa con la ONU y/o con la OTAN, fueran totalmente exentas de la medida de reducciones?

Ese es el lado que pocas veces se muestra del asunto. Los 131 congresistas estadounidenses que niegan el cambio climático solo son la cara visible de firmas como la Industria Koch, que está a cargo de Charles y David Koch, quienes concentran la segunda fortuna de Estados Unidos gracias al petróleo. Y no solo son ellos, esos voceros se encuentran en todo el mundo,  pueden ser científicos, empresarios, congresistas, pueden estar organizadas a través de partidos, ONG, fundaciones. 



Siempre pensé que una persona debería ser aquello que  desea encontrar en el mundo. Pero cada vez me convenzo que eso no bastará, si seguimos pensando de forma individual no estaremos a la altura de las circunstancias. Son necesarios esfuerzos más colectivos, ser aquella voz que se deje escuchar incluso cuando nuestros representantes no nos escuchen. Es hora de actuar, antes que sea tarde.

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