En la década del cuarenta, el sabio ancashino ya había propuesto la derivación de las aguas del Mantaro al Rímac. Decía Antúnez de Mayolo que con esa obra se aseguraría el agua para la capital y se incrementaría el potencial eléctrico del Perú. La noticia de su muerte fue difundida el 21 de abril por diferentes medios locales. Este Diario resaltó sus principales aportes y los reconocimientos que recibió de las Universidades de New Hampshire (EE.UU.), de Trujillo y Huancayo, que le otorgaron el titulo de Doctor Honoris Causa.
MARCANDO CAMINO
Tras egresar de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde tuvo como maestro a Federico Villarreal, viajó a Europa y a Estados Unidos para realizar estudios de especialización y algunos trabajos. Fue el primer alumno latinoamericano que ingresó a la Universidad de Grenoble, de Francia.
En la Universidad de Grenoble llevó cursos relacionados a la energía eléctrica. "Me interesaron bastante por su posible aplicación en el Perú utilizando las grandes caída de agua del país", confesó años después, según consta en audios que fueron rescatados por el investigador Edgar Palma Huerta. Regresó al Perú a inicios de 1913, desde esa fecha se dedicó al estudio del potencial hidroélectrico del Perú. Como buen ancashino empezó con los estudios del río Santa.
En 1915 publicó un estudio sobre el potencial hidroeléctrico del Cañón del Pato y propuso una instalación hidroelectroquímica. Se dedicó a impulsar este proyecto y vivió para presentar su inauguración tras 43 años de espera. "Planteaba una solución diferente para la solución de la caída de agua del Cañón del Pato", comentó Antúnez de Mayolo.
Años después constató el potencial energético del Mantaro, donde se construyó la central hidroeléctrica que hoy lleva su nombre. Sus estudios y propuestas también fueron necesarios para la construcción de la central de Machu Picchu, Marca Pomacocha y Marca II. Asimismo se debe a él la creación de Sider Perú, empresa que tiene casi 60 años de funcionamiento y que inició sus labores el 21 de abril de 1958, produciendo 60 mil toneladas de acero al año.
Antúnez de Mayolo fue un hombre que recorrió lo más recóndito del Perú, un país que amó hasta el último día de sus vidas, y donde persiguió la idea de desarrollar industrias nacionales para así "abastecer, cuanto menos, las necesidades del país”.
Nota publicada originalmente en El Comercio
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